jueves, 2 de noviembre de 2017

Resultado de imagen de enfado niño
Hoy me he visto en una situación en la que jamás me hubiera imaginado estar.

Salía de casa y me abordó una vecina del barrio, vive tres edificios más allá del mío, y me pregunta si estoy solo en casa últimamente. Me quedo a cuadros, pues no esperaba esa pregunta y... bueno... sólo le he contestado un "pues sí, sí... jeje" (las ganas eran otras, un "y a tí qué te importa", era lo suyo).

Cuando pensaba que únicamente me había preguntado por curiosidad, o caldoseo, que se dice por aquí, me mira muy directa y me suelta: "Vaya, pues mi marido se ha ido de viaje un mes, y... pues eso... que aquí estoy yo"...

Os juro que si me pilla esta situación en otro momento de mi vida, por ejemplo cuando aún estaba con mi Rosa, me hubiera hecho hasta gracia. Al llegar a casa se lo habría contado y nos hubiéramos descojonado los dos... bueno, igual ella se habría puesto algo celosilla, pero vamos, que la escena nos habría dado risa. Más que nada porque yo le habría explicado la cara de palo que se me puso, el sudor frío y esas cosas que nos pasa a los calzonazos. Pero en estos momentos, no ha sido así. En estos momentos, creed que me ha puesto nervioso, pero nervioso en plan mal. Nunca me ha pasado algo así tan descarado, o al menos nunca me he dado cuenta. 

Ahora estoy acojonado. No ha llegado a más, pero me siento intimidado. ¿Soy un flojeras? ¡Yo qué sé! El caso es que no me ha gustado esa (in)directa, porque nunca he dado pie a nada, así que no la entiendo... Que síííííí... que últimamente estoy un poco gooooolfo... pero joder, recién comido y sin conversación previa, me resulta hasta desagradable... bueno... y que la tía no es mi tipo también afecta, cuidao...

Ale, pues eso.

Salud.