Hasta ahora no había caido en la cuenta de que esto de la depilación es como el soberano que, decían en aquel anuncio, "es cosa de hombres", porque hay que tener un par de huevos para aguantar semejante tortura salvaje... Qué digo un par, hacen falta dos o tres pares.
Después de todo el verano luciendo en la playa el felpudo de mi pecho, axilas y demás, Rosa hizo uso de todas sus armas para convencerme de que, ante todo, la higiene...¡¡los cojones!!... Por ese camino me llevó, pero ella, realmente, lo hace por estética..., bueno, ella no lo hace..., hace que yo lo haga, que es más llevadero.
Tras dos eternos meses de "no, Rosa, no", ni yo mismo sé cómo ni cuándo pronuncié el "venga, vaaaa". Y allí estaba yo, en la puerta de la esteti, como le llama ella, agarrao al quicio de la puerta para hacer presión y no entrar. No hubo suerte...
Me sentía como un torico antes de entrar al matadero, que digo yo que se sentirán así pero, pensándolo bien, la comparación me parece absurda, pues ellos no saben a dónde van y yo sí lo sabía, bueno, a medias... en fin, a lo que estoy. Mirada al techo, mirada al interior de la esteti (del local de la esteti, quiero decir), mirada ¡SUPLICANTE! a Rosa..., pero no hubo nada que hacer, se acercaba la hora y la maldita hora llegó.
Después de todo el verano luciendo en la playa el felpudo de mi pecho, axilas y demás, Rosa hizo uso de todas sus armas para convencerme de que, ante todo, la higiene...¡¡los cojones!!... Por ese camino me llevó, pero ella, realmente, lo hace por estética..., bueno, ella no lo hace..., hace que yo lo haga, que es más llevadero.
Tras dos eternos meses de "no, Rosa, no", ni yo mismo sé cómo ni cuándo pronuncié el "venga, vaaaa". Y allí estaba yo, en la puerta de la esteti, como le llama ella, agarrao al quicio de la puerta para hacer presión y no entrar. No hubo suerte...
Me sentía como un torico antes de entrar al matadero, que digo yo que se sentirán así pero, pensándolo bien, la comparación me parece absurda, pues ellos no saben a dónde van y yo sí lo sabía, bueno, a medias... en fin, a lo que estoy. Mirada al techo, mirada al interior de la esteti (del local de la esteti, quiero decir), mirada ¡SUPLICANTE! a Rosa..., pero no hubo nada que hacer, se acercaba la hora y la maldita hora llegó.
"Quítate la camiseta y acuéstate", me dice la torturadora, le faltaba el látigo, el traje de cuero negro y las esposas. Si no hubiese sido por el olor a pelo chamuscado que había allí, la escena hasta me habría parecido sexy. Lo hice (lo que me mandó), me moría de la vergüenza enseñándole a una extraña con espátula en ristre casi todos mis encantos, con lo bueno que estoy, tableta de chocolate incluida (esto es fantasía que le echo al relato, estoy más bien un poco morcillón, pero sin grasa ¿eh?).
Allá va la tía. Me pone un pegote pegajoso en el pecho... ¡¡¡ARDIENDO...JOODDDEEERRR!!! y después se recrea esparciéndolo arriba y abajo como si yo fuera una tostada con mantequilla a la que le falta la mermelada de melocotón...
Hasta ahí aguanté el tipo como pude. Lo malo, malísimo, para morir de repente por falta de respiración y colapso inmediato, vino cuando empezó a urgar con el dedo corazón y el anular intentando levantar de un extremo la capa de cera ya endurecida y, al susurro de "¡¡vamos allá!!", tiró de ella con todas sus fuerzas...
"¡¡¡ME CAGO EN LA P.....!!!", dije yo con un alarido, muy comedido, eso sí... "¡¡LA MADRE QUE TE PARIÓÓÓÓ!!"..., no sé por qué me miró con mala cara la tía, si llega a ser un tío le doy un mantecao que lo apaño pa toa su vida... Le agarré la espátula y mientras la cera goteaba y dejaba perdido el suelo (lo que me importaba a mí el suelo) le dije: "Si das un paso más te hago el bigote..."
Aún así quería seguir poniéndome potingue de ese, a lo que me negué en rotundo "¡NO, YA ESTÁ BIEN!", tenía un mosqueo encima que no me alegraba el día ni el bote del euromillón. Rosa, intentando convencerme de volver al tormento, me ponía cara de no haber roto un plato en su vida, cara de peluche con ojos grandes de cristal a punto de soltar una lágrima, cara con morrito, seguido de un "porfaaaaaa"... "¡¡¡QUE NO!!!, ¡¡¡HE DICHO QUE NO Y ES QUE NO!!!"... Y fue que no, creo que por primera vez en mi vida dije que no y fue que no...
¡Qué a gusto me quedé al salir de la sala de torturas!. Lo que me jodió un poco fue que Rosa le pagó la depilación del pecho como si la hubiese hecho completa, al tiempo que le pedía disculpas, ¡¡A ELLA!!, a la cruel ama sadomasoca que me acababa de dejar la carne enrojecida, que aún me escuece, y una calva en la tetilla izquierda que ya veremos cuándo se repoblará...
Pero nada, menos mal que los días de playa acabaron y, digo yo, que para el verano que viene ya tendré todos los pelicos en su sitio.
Salud.
Salud.
4 comentarios:
que daññññño..
Si fuera que eres deportista profesional y tuvieses que arañar unas décimas al cronómetro....
Amos,Mu bien que hisistes.Es que hay que ponerse uno en su sitio. Por que si no te comen.No se donde vamos a llegar,¡señor!. Y si es por la igualdad, pues que ellas tampoco se depilen. !Viva el pelo!¡el vello es bello!
Qué valienteeeee! y todo por tu chica...si en el fondo, eres un romántico.
MI media naranja, a veces, se depila él mismo, cuchilla en ristre y me deja unos pelos en el baño que paqué ti voy a contá.
Casi prefiero pagarle una sesión de esas de sado.
Besotes.
Sí que dolió, el remedio la risa, tu nombre me viene bien pa estos casos, es el mejor remedio. Escribiré algo sobre la risoterapia, el otro día leí que es una de las mejores medicinas.
Pos eso digo yo, acostado, no he hecho deporte en mi vida, ni pasarela ni ná, así que para qué quiero tener torso aerodinámico...
Edén, ¿valiente? ¿has leido bien la entrada?... Si estaba acojonaoooo... Romántico sí, pero mi chica no lo ve, dice que mi romanticismo es tan sutil que es como sus compresas, ni se ve ni se nota, jeeee, jeeeee....
Ustedes perdonen por tardar tanto en contestar.
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