viernes, 4 de enero de 2008

Y AHORA... LOS REYES.

Por aquí estamos, con una grave preocupación. ¿Qué vamos a poner en Reyes si todos los méritos se los llevó Papá Noel? Con el cuento de que así hay más días para disfrutar los regalos, el tipo de rojo está desbancando, desde hace tiempo ya, a los tres magos, y nuestros bolsillos se resienten con la doble celebración.

Lo anterior es una breve introducción sobre lo que llevamos en mente muchos españoles durante estos días. Pero, ¿hemos pensado en esos bultos que vemos bajo un puñado de mantas y cartones, bien dentro de un coche viejo, bien en plena calle? Seguramente sí.

Si os soy sincero, a mí se me olvidan a menudo, mi memoria se empaña con las luces, los villancicos, los regalos, los turrones, etc. y cuando soy consciente de que existen, me siento egoista, no lo puedo evitar.

Ayer, un tipo en el parque me abordó. Me pidió unas monedas para llamar a su madre en Alemania, y hacía especial incapié en que no eran para vino. El hombre, que parecía alemán por el acento, no recordó que otras tres veces me pidió para lo mismo, y no sé por qué decía lo del vino, cuando nunca las anteriores veces yo le dije nada al respecto.

En ese momento, le dí las monedas y seguí mi camino, pero, como siempre me pasa, empecé a darle vueltas al tema. ¿Cómo habría llegado hasta esa situación? ¿Tendría frío por las noches? ¿Cómo hacía para conseguir alimento a diario? ¿Y su familia, dónde la tendría, si es que la tenía? y ¡¡vaya mierda de Navidad que estaba pasando el pobre!!, bueno, en realidad, ¡¡vaya mierda de mes o de año, no sólo de Navidad!! o a lo mejor no, a lo mejor así se siente libre, sin ataduras... (esto último creo que es autodefensa de mi mente para hacerme sentir mejor).

Normalmente estoy sintiéndome mal durante varios días con este tema, hasta que las luces, etc. vuelven a empañar mi memoria. Y me da rabia que esto ocurra, pues pienso que yo también soy vulnerable a la inconstancia de la vida. En cualquier momento me podría ver en esa misma situación y rodeado de memorias empañadas, que es lo peor.

Salud.

6 comentarios:

Porquepermanezcoacostado dijo...

Si, parece que vivamos en una sociedad donde todo el mundo compra y gasta sin parar, pero al lado tienes a genete que no tiene nada. ültimamente tambien veo a mucha gente buscando en los contenedores.
Y si es el que pienso ya lleva casi un año allí en la plaza por que también me pidió a mi una vez. Su madre estará contenta. Lod del vino lo dirá para quqe la gente le de dinero y no piense que lo va a "malgastar" aunque yo pienso que si estuviera en la misma situación que iba a hacer con las monedas que me dan, meterlas en el banco? Pos claro que me emborracharía.

Anónimo dijo...

Y yo, acostao, también me emborracharía. Sobretodo para calentar el cuerpo y no sentir la rasca que hace y, con un poco de suerte, olvidar la situación durante unas horas.

Gracias por el comentario, después de tanto tiempo sin hacer nada (me refiero a mi) ya no esperaba ni atención. Me alegra equivocarme.

Salud.

Anónimo dijo...

Ahhhmm, la culpabilidad mi querido amigo balsica, la culpabilidad, ese sentimiento recurrente de la gente de clase media como usted, de los que tienen que ahorrar durante meses para poder permitirse un caprichito a final de año.

Ustedes, para poder imitar a los de clase alta (entiéndase a los que tenemos título nobiliario, escudo de armas y espada, a los que estamos emparentados con las casas de real abolengo y solera entre los grandes de España, el resto son palurdos con dinero nuevo), trabajan como mulas hasta la extenuación y la enfermedad y cuando, como digo, por fin se pueden permitir la calefacción central, las gambas al ajillo del domingos, o algo que no sea un mueble de ikea, entonces, se vuelven blanduzcos y se sienten abatidos ante la miseria de otros pobres diablos que se encuentran vagando en la calle y que les amenazan con no gastarse sus limosnas en vino.
Qué decepción, qué débiles son ustedes, qué fácilmente se dejan soliviantar por el primer infeliz que llama a su puerta. Por eso nunca llegarán a más, por eso son lo que son, por eso nunca les permitiremos relacionarse con nosotros, más que como mero asqueroso servicio.
Y le digo todo esto, porque en el fondo, debo tener algo de alma caritativa, puesto que me veo en la obligación de recordarle que esos pobres diablos de la calle, en general, se lo han buscado porque han querido, y que la culpabilidad que siente no es más que el reflejo de la impronta de una cultura judeo-cristiana con la que los de mi clase hemos controlado a los de la suya durante siglos.
Son ustedes como borregos, no merecen siquiera el turrón que se comen, por ingenuos y por pusilánimes.
Tenga un buen día, disfrute su lunes en el trabajo.

Anónimo dijo...

A ver Sr. Lunes. ¿Quién puñetas le ha dicho a Vd. que pertenezco a esa clase media que tanto admiro? Mis ganas. Me congratula que lo piense, aunque soy consciente de que le he puesto a huevo lo de comentar que soy de clase tan baja que podría oler su 47 de pie sin esfuerzo alguno. Me arriesgaré, todo sea por los estupendos días de mal rollo que nos unen.

La calefacción central es algo con lo que no puedo ni siquiera soñar, así como con las gambas de los domingos, a no ser que vaya al bazar chino, me haga con unas cuantas de plástico y las presente en un plato llano del mercadillo (ni siquiera del ikea) con una pizca de musgo de belén, que ni pa perejil me da.

Yo, la verdad, es que me siento más cerca de los sin techo que de los sin culpa como Vd., prefiero el vino a granel al de botella real, los muebles reciclados con su carcoma cantarina a los de nueva fabricación con su molesto serrín, una manta con agujeros para aprovecharla en el verano a una de angora que te llena la casa de pelos..., en fin, lo añejo, lo viejo, lo antiguo..., es decir, las tías mayores que yo (no mucho, eso sí), los viejos amigos y los antiguos compañeros y compañeras de instituto (ya sabrá que a la universidad no llegué por falta, básicamente, de poder adquisitivo). Así soy feliz, con ese poco, ya ve.

Espero que la próxima vez que vaya yo a limpiarle la alfombrilla de la entrada a su palacio, no haya pisado ningún resto orgánico canino y lo haya dejado allí como muestra, que a los de mi clase, aunque lo llamemos de otra forma, el olor nos afecta tanto como a los de la suya.

Que disfrute del lunes de cacería y jolgorio con los señores condes.

Salud.

Montse Rius dijo...

Madre mia! si tenemos representada casi todas las clase sociales...muy instructivo el debate.

Y esos individuos (tipo yo misma)que vamos a misa (bueno, algunos domingos) y que nos damos golpes en el pecho porque somos muy buenos cristianos, no deberíamos siempre, aunque en estas fechas mas, invitar a un homeless de esos a la mesa la Nochebuena??

Pero no es lo habitual, no. Cuando se me pasa fugazmente la idea por la cabeza, me echo a temblar ¿cómo meter en casa a un desconocido sin referencias? o mas bien, con las referencias de la calle....
Hacemos algo para cambiar la situación? somos todos unos cobardes como yo? o ni siquiera se nos pasa eso por la mente?
Creo que el Corte Inglés y demás ya se ocupan de mantener nuestras mentes ocupadas....

Besos.

Anónimo dijo...

Pues sí, Edén, sí. Yo es que me codeo con lo mejor y con lo peor, no tengo manías. Se aprende mucho y te llevas muchas sorpresas (buenas), en serio.

En cuanto a lo de la cena solidaria, pues tampoco nos lo ponen fácil los del telediario con las noticias de gente asesinada, etc., así que pasa lo de siempre, que pagan justos por pecadores.

Gracias por el comentario y por aquí te espero.

Salud.